MODA DEL SIGLO XXI, LA EMBRIAGUEZ DE LO INMEDIATO
Nuestra realidad va a una velocidad inimaginable; toneladas de información provenientes de diversos lugares son percibidas por nuestro cerebro. La industria de la moda se volvió susceptible a la rapidez, y, al igual que el resto ámbitos sociales, comenzó a bombardear de información a sus consumidores.
Aunque sintamos la rapidez como una sensación normal en nuestro entorno, hay momentos donde parar y dar una mirada a antaño es necesaria para comprender la realidad social que compartimos. De un tiempo para acá todo se siente viejo; antes, las tendencias y colecciones tenían una caducidad delimitada, un periodo casi estricto de tiempo que daba paso a la renovación a través del transcurrir de las estaciones. Sin embargo, con la llegada de la famosa globalización, la aparición de los medios digitales y la información libre en los mismos, la moda se ha convertido en una carrera.

Nos desvivimos por la necesidad de lo novedoso, queremos vivir en el constante cambio que nos ofrece la modernidad.
Como dice Vanessa Rosales en su libro, Mujeres Vestidas, lo nuevo es efímero, "no necesita perfeccionarse, ni alcanzar un estado ideal". Adquirir un producto nuevo es emocionante, sentir que al fin encajamos en ese colectivo social desde la cotidianidad del vestir causa cierta satisfacción. Pero es tan solo cuestión de tiempo para que perdamos el idilio que nos brindó la novedad; para que olvidemos el furor y corramos en búsqueda de una nueva inyección de falsa felicidad causada por la frescura que nos causa la compra.
Esa embriaguez de lo inmediato es lo que le ha quitado poco a poco el sentido a las prácticas de la industria; por ejemplo, en materia de tendencias, lo que se planea para otoño se comienza a ver en tiendas desde la primavera, la rapidez parece que eliminó el cambio de temporadas y en su lugar instaló un presente infinito, uno donde las colecciones son tomadas por el consumidor a su antojo sin lugar, ni tiempo predeterminado.
Aunque no vamos a negar que la conexión y rapidez que nos ha brindado la modernidad ha traído un sin fin de beneficios y ventajas al desarrollo de la moda, no se puede obviar el hecho de que esa misma inmediatez es la que está creando una cadena de prácticas erróneas en el público, incitándolo a consumir descomedidamente, a quererlo todo y quererlo ahora, cegándolo ante las consecuencias y problemáticas que trae esa urgencia compulsiva por lo nuevo.

Hasta muy pronto.
Cam ♡
Fotografías extraídas de Google.